miércoles, 7 de agosto de 2013

La difícil tarea de armar un tango





Queridos amigos, estoy en la difícil tarea de armar un tango y para esto cuento con varios recursos, algunos ingredientes: La nostalgia, la carta de un lector, valiosos párrafos de geniales creadores, escritores y poetas, un país que sigue siendo mío por nacimiento, vivencias y formación, la tierra donde vivo, el pasado, el presente, el futuro, un tango argentino, un tango en Israel y el estar tan lejos y tan cerca.

Un amigo comentó mi "Tango en Israel"
 Estimado Dr. Guido Maisuls:
 Entiendo lo que usted siente ante esta circunstancia de la vida que experimenta. Tantas vivencias que usted ha tenido en su país natal, tantos años sufridos y disfrutados en la piel y en el alma no debe ser fácil haberlo dejado atrás. Corríjame si me equivoco y no se moleste si le hago un pequeño comentario al respecto de lo que nos ha contado. ¿Acaso su "tango en Israel" suena como un canto de añoranza?
Sinceramente, me ha gustado mucho su "tango en Israel".
Un cordial saludo desde España.

Estoy escuchando una melodía penetrante, de esas que se te prenden en el alma, de aquellas que te traen profundos recuerdos de la vida. Ah, es un tango!, un tango nacido en mi querida Buenos Aires. 

Hacia fines del siglo diecinueve y durante esos pasados años la ciudad recibía a millares de inmigrantes que llegaban en su mayoría de España e Italia pero también acogía a los judíos de la Europa oriental, a los violinistas de Polonia, Rusia, Rumania o de Turquía que encontraron en el tango una forma natural y espontánea de ganarse el pan de cada día en el tango y de un camino mas corto y fácil de integrarse al nuevo paisaje social.
La ciudad crecía incesantemente y pasaba de tener ciento cincuenta mil habitantes en1865  a un millón y medio en 1914. Los inmigrantes se congregaban en esas destartaladas viviendas llamadas conventillos, casas muy humildes y casi siempre cercanas al puerto, con muchas habitaciones que daban a un patio central, este fue el escenario donde nació El Tango.
Los judíos y el tango tuvieron su primer encuentro en estos conventillos, se conocieron en esas mal entrazadas calles de adoquines, en el viejo farolito de las esquinas porteñas y en las interminables noches de suburbio y arrabal. Balvanera, Abasto, Once, Villa Crespo y Paternal se fueron convirtiendo de a poco en barrios judíos, en barrios de tango.
El tango fue esa música de suburbio, silbada y entonada por estos inmigrantes que no se encontraron desde el comienzo con la prosperidad económica que los atrajo a hacer la América. Ese tango fue la creación de gente humilde, sin educación musical, que simplemente con una guitarra mal encordada o con un viejo violín desgastado por el tiempo en simples y talentosas manos improvisaron sus primeras canciones y contaron las historias de sus vidas.
Los primeros tangos fueron improvisados y hablaban de los personajes de la vida y de la noche, eran mal hablado y sobre todo cosas de hombres; la vida del inmigrante se fundía así y para siempre con el alma del tango.

¿Pero cómo se integraron a esta realidad social, estos inmigrantes judíos provenientes de Europa oriental, de Turquía, etc, y que llegaban con una mochila cultural tan cargada, fuerte y peculiar? El tango acogía con gran disposición y desprejuicio al judío, a condición de que disimulara algo su origen, de que diluyera un tanto su cultura ancestral, de que se asimilara un poco.
Aunque la mayoría de ellos se sumergieron en ese tango conservando su idish o su ladino como podían, preservando su identidad ancestral como un preciado tesoro. El peculiar proceso de la integración y protagonismo del judío rioplatense en todos los ámbitos, nunca se reflejo tan claramente como en esta relación tan apasionante que hubo entre los judíos y el tango.

Dijo Jorge Luís Borges. "Diríase que sin atardeceres y noches de Buenos Aires no puede hacerse un tango y que en el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango, su forma universal (esa forma que apenas deletrean La Tablada o El Choclo), y que esa especie venturosa tiene, aunque humilde, su lugar en el universo"


Dr. Guido Maisuls
Buenos Aires, Argentina.

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